La actualidad nos plantea una serie de retos en materia ambiental. El cambio climático es un fenómeno que ha afectado todas las esferas a nivel global y que, se espera, tenga consecuencias sin precedentes si no se toman medidas al respecto. Por eso, la transición hacia la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad en la agenda de gobiernos e industrias.
Todos los sectores productivos generan gases de efecto invernadero. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), actualmente, la industria aérea es responsable de, aproximadamente, el 2,5% de las emisiones globales de CO2 causadas por la actividad humana. Ahora bien, según la IATA, el impacto de la huella de la aviación podría aumentar a un 24% de emisiones de CO2 para 2050, teniendo en cuenta que se espera que la demanda de tráfico se quintuplique para ese momento. Ante esta perspectiva, descarbonizar el sector de la aviación es una necesidad imperiosa y una responsabilidad que nos atañe a todas las partes.
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La conectividad aérea es indispensable, tanto como lo es acelerar la transición a una aviación sostenible. Por esta razón, los gobiernos y entidades internacionales plantean cada vez más exigencias. Este es el caso de la Comisión Europea que, en 2021, aprobó el nuevo reglamento RefuelEU que obliga a los proveedores de gasolina a incluir combustibles sostenibles de aviación. Se espera que esta medida por sí sola reduzca las emisiones de CO2 de los aviones en aproximadamente dos tercios de aquí a 2050, lo cual es muy positivo, sin embargo, la situación ambiental exige reunir esfuerzos de varios actores y por supuesto, la puesta en marcha de un plan de acción que contribuya a reducir las emisiones directas e indirectas.
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Por nuestra parte, hemos diseñado una estrategia de sostenibilidad basada en tres pilares principales. El primer pilar de nuestra estrategia de descarbonización es la modernización de la flota. Según un informe de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la renovación de las flotas con modelos más eficientes, como los Boeing 787 y los Airbus A350 con los que Air France y KLM operan la ruta de Colombia, disminuye considerablemente el consumo de combustible y, en consecuencia, genera un 25% menos de dióxido de carbono (CO2), en comparación con los aviones antiguos.
El segundo pilar es el desarrollo y uso de combustible sostenible de aviación. Este, es el que más contribuye y de manera inmediata a la reducción de emisiones de CO2. Esto constituye un reto, ya que hoy en día dependemos, en gran medida, de los combustibles fósiles. A largo plazo, el uso de SAF (Sustainable Aviation Fuel) reduciría la dependencia del combustible fósil, sin embargo, para que esto sea una realidad, todos los actores involucrados en la cadena de la industria de la aviación debemos unirnos para establecer la hoja de ruta y las metas estratégicas.
En este sentido, en Air France y KLM hemos asumido un rol activo informando, fomentando la toma de conciencia de la urgencia de actuar e implementando acciones que permitan acelerar la transición a una industria de aviación más sostenible. Nos hemos fijado el objetivo de que, para el año 2030, los vuelos de Air France y KLM que salgan de nuestras bases de París y Ámsterdam operen con un 10% de SAF, lo que va mucho más allá de las exigencias internacionales.
Estoy convencida de que Colombia tiene un enorme potencial para posicionarse como uno de los principales productores de SAF a nivel mundial, teniendo en cuenta que estos combustibles se fabrican a partir de insumos como residuos de la agroindustria, de la industria alimentaria y de la biomasa forestal. Esta oportunidad de convertir al país en uno de los principales proveedores de SAF a nivel global merece ser analizada con atención.
El tercer y último pilar es el pilotaje ecológico o ecopilotaje, otra medida que debe ser considerada en la industria. Esta técnica consiste en un análisis detallado del rendimiento de los vuelos, monitoreando y ajustando factores como velocidad, altitud, trayectoria y peso a bordo para minimizar las emisiones de CO2. El ecopilotaje nos ha permitido un ahorro medio del 2% al 3% en el consumo de combustible y, por tanto, en las emisiones de CO2. El tercer pilar es la transición al uso de combustible sostenible de aviación.
El camino a una industria de aviación sostenible exige una construcción en conjunto. Sabemos que es un proceso complejo y desafiante que requiere de voluntad y compromiso por parte de las entidades y empresas, pero también por parte de los viajeros. Por eso, Air France y KLM hacemos un llamado a todos los actores involucrados para trabajar unidos y trazar el camino que nos permita alcanzar cero emisiones netas en 2050, contribuyendo a la neutralidad de carbono colectiva para así garantizar un futuro sostenible para las próximas generaciones.
Fuente https://www.elespectador.com/turismo/este-es-el-desafio-de-las-aerolineas-en-la-era-medioambiental/